Grup Cobertes Mosaic

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Coberta Mosaic

COMPETÈNCIES DE L'ENGINYER D'EDIFICACIÓ

ENGINYERIA D'EDIFICACIÓ:

1. Direcció de l'execució material de les obres d'edificació, de les seves instal·lacions i elements, control qualitatiu i Llibre de l'Edifici.
2. Control econòmic de l'obra elaborant les certificacions i la liquidació de l'obra executada.
3. Estudis i Plans de seguretat i salut laboral i coordinació de les empreses en obres de construcció, tant en fase de projecte com d'execució.
4. Càlcul, mesuraments, valoracions, taxacions i estudis de viabilitat econòmica.
5. Peritatges, inspeccions, anàlisis de patologies, informes, dictàmens i documents tècnics.
6. Aixecament de plànols en solars i edificis.
7. Projectes tècnics d'obres d'edificació i la seva habilitació legal.
8. Gestió de les noves tecnologies edificatories i participació en els processos de gestió de la qualitat en l'edificació.
9. Anàlisi, avaluacions i certificacions d'eficiència energètica i estudis de sostenibilitat als edificis.
10. Direcció i gestió de l'ús, conservació i manteniment dels edificis.
11. Estudis del cicle de vida útil dels materials, sistemes constructius i edificis.
12. Gestió del tractament dels residus de la demolició i de la construcció.
13. Assessorament tècnic en els processos de fabricació de materials i elements utilitzats en la construcció d'edificis.
14. Gestió en el procés immobiliari.
15. Representació tècnica de les empreses constructores en les obres d'edificació.

COMPETÈNCIES DISSENY D'INTERIORS

DISSENY D'INTERIORS:

1. Resolució, instal.lació i condicionament dels usos interiors de les construccions de nova planta.
2. Rehabilitació de construccions existents, sense afectar elements estructurals, configuració de l'edificació ni les instalacions de servei comú.
3. Realització de projectes de paisatgisme en espais exteriors naturals i urbans.
4. Desenvolupament de projectes d'escenografía (teatre, cinema, televisió).
5. Projecció d'instal.lacions efímeres (exposicions, fires, aparadors).
6. Disseny de productes de mobiliari urbà i/o domèstic, il.luminació, tèxtils o altres.

dilluns, 17 de setembre del 2012


Edificios de consumo casi nulo. Ahorro energético y construcción ecológica a gran escala
 
El sector de la generación de energías renovables y de bajo consumo tiene ante sí uno de sus mayores retos, la oportunidad de participar de un ambicioso plan para la reducción del consumo energético al mínimo posible en todo tipo de construcciones, tanto las de nueva edificación como las ya existentes a través de su rehabilitación.

Esta es además una extraordinaria posibilidad para reactiva el sector de la construcción, y en particular para el despegue del sector de la construcción ecológica. Y su aplicación sería asimismo notablemente beneficiosa para ayudar a equilibrar la balanza de pagos nacional, que va a verse cada vez más afectada por el aumento de la factura de la importación de energías fósiles.
Parte de este proceso está contemplado en la estrategia europea 20/20/20. Además se complementa con los objetivos europeos nZEB, siglas en inglés de “Construcción de edificios de consumo casi nulo”, que promueven la máxima eficiencia energética para la próxima década.

Sin embargo, estos objetivos se consideran insuficientes para desarrollar todo el potencial de este sector y los expertos creen que es necesaria la puesta en marcha de un auténtico Plan Nacional. Algunos países de nuestro entorno, como Dinamarca, lo han hecho, con buenos resultados y marcan el camino a seguir.

Todo parece a favor del despegue de la construcción de edificios de consumo casi nulo, que cuentan con el compromiso europeo aunque, como en todo lo relativo al consumo de energía, es imprescindible la acción de un Gobierno que se sitúe al frente del proceso y marque el camino a seguir, tanto a los inversores, como a las distintas industrias, como a los consumidores.

La tecnología necesaria está disponible, y ya se han realizado con éxito pruebas de diferentes edificaciones que combinan planteamientos edificativos que favorecen el ahorro energético con instalación de energías renovables o de bajo consumo, a precios competitivos. Falta conseguir un entorno jurídico que proteja y beneficie el desarrollo comercial y armónico de los numerosos factores productivos, desde promotores inmobiliarios, fabricantes de sistemas de generación de energía, hasta entidades de certificación –entre muchas otras industrias-, y el lanzamiento de grandes campañas de comunicación bajo el amparo estatal que den a conocer esta forma de construcción a los consumidores, y sus ventajas, y les animen a decantarse por ella.

Sobre este asunto se trató en profundidad en la conferencia de Servando Álvarez, catedrático del departamento de Ingeniería Energética de la Universidad de Sevilla, “Edificios de consumo casi nulo: nueva construcción y rehabilitación”, celebrada recientemente en Madrid, así como en dos debates posteriores que reunieron a cerca de veinte representantes de las industrias comprometidas en este complejo asunto, así como de la administración y de la Universidad.
Servando Álvarez considera que nos queda mucho camino por recorrer para extender las buenas prácticas que apoyen el consumo mínimo. Por ejemplo, señala que “hay que buscar primar cosas simples pero importantes, como la luz solar natural de una construcción. Eso aun ni siquiera se contempla por la administración a la hora de valorar un edificio”.
Además, la administración debe crear unos criterios claros y ambiciosos que definan y certifiquen el bajo consumo energético, el catedrático de Ingeniería Energética, señala que “la mayoría de las definiciones de edificios de bajo consumo energético en los países europeos se expresan mediante un porcentaje de reducción de sus requisitos mínimos. Las actuales definiciones no indican específicamente un determinado porcentaje de las energías renovables en el suministro de energía”.
 
El camino a recorrer

En opinión de Servando Álvarez, “como en general no se aprovecha completamente el potencial que ofrece la utilización de fuentes de energía alternativas, debe considerarse el uso de tales fuentes en edificios nuevos y existentes, independientemente de su tamaño, de conformidad con el principio de asegurar en primer lugar una reducción de las necesidades de calefacción y refrigeración a unos niveles óptimos de rentabilidad”.
El camino hacia la estandarización de la construcción ecológica de consumo energético mínimo para por la integración de numerosos aspectos vinculados a la energética edificatoria. Estos aspectos abarcan: buen diseño arquitectónico del edificio; alta calidad constructiva de la envuelta; inclusión en el mismo de fachadas y cubiertas inteligentes que utilicen fuentes y sumideros medioambientales. Y se extienden a instalaciones y equipos de alto rendimiento medio estacional; equipos y sistemas innovadores apoyados por energías renovables; y soluciones integrales de domótica que aglutinen y adapten todos estos conceptos a las necesidades específicas de cada edificios.
En la búsqueda por reducir el consumo energético, no debe haber barreras. Todas las tecnologías son igualmente aceptables si cumplen con los requisitos. No se excluye a priori ninguna tecnología cuya caracterización y coste sean conocidos para la obtención de los niveles óptimos y niveles neutros de rentabilidad. El procedimiento tampoco obliga a utilizar ninguna tecnología en particular. Únicamente, la administración debe demostrar que los valores límite exigidos son alcanzables en un contexto de rentabilidad. Eventualmente, se pueden desarrollar y proponer paquetes (no excluyentes) de soluciones que verifican las exigencias para un tipo de edificios y un clima dado.
Desde las distintas industrias se lanzan mensajes favorables a este proceso y se demuestra el interés por participar en él. Juan Fernández, presidente de la Asociación Solar de la Industria Térmica (ASIT), afirma que “desarrollar este plan es fundamental para nuestro sector y para el bienestar del país. En España hay más 20.000 MW instalados en edificación residencial y vamos a ayudar en todo lo necesario a este plan”. Aunque las malas experiencias con la administración son la principal fuente de desconfianza. Para Fernández, “tenemos un problema grave de con la seguridad regulatoria. El PER está paralizado. No se han eliminado las barreras regulatorias. La Comisión Europea se ha propuesto rebajar el objetivo 20/20. Y los grandes lobys energéticos están imponiendo sus privilegios”.
A pesar de estos justificados temores, el optimismo es mayor que la desconfianza, y son de destacar los ejemplos cercanos de progreso que demuestran el camino a seguir. Para Luís Mateo, director de la Asociación Nacional de Fabricantes de Materiales Aislantes (ANDIMAT), “ la revisión del código técnico de 2012 va por el buen camino para fomentar el aislamiento. Hacen falta ejemplos claros como la regulación de Dinamarca, en la que, por ejemplo, se ha señalado el grosor que deben tener las ventanas”.
Para contar con el apoyo de los consumidores estos planes se deben trasladar de forma clara y concreta. Según Mateo, “un buen ejemplo en España ha sido el éxito de la campaña para cambiar las ventanas en los edificios antiguos en la ciudad de Madrid, donde se reflejaba la rebaja por acogerse al plan en la factura y era fácil de comprender. Se acogieron al plan unas 25.000 viviendas y lograron un ahorro en torno a 16 kW por metro cuadrado al año”.
Juan Fernández y Luís Mateo coinciden en señalar la importancia estratégica que supone esta oportunidad para reactivar nuestra economía, Fernández, afirma “la rehabilitación es un nicho que puede rescatar el sector de la construcción”. Y Mateo eleva esta importancia aun más al señalar que “haría falta un Plan Nacional de rehabilitación”.
Por su parte Dolores Huerta, secretaria técnica de Green Building Council España (GBCE), añade “ hay que transformar la industria para enfocarla a la rehabilitación ecológica”.

Enfocarse al consumidor

La puesta en marcha de un Plan Nacional de edificios de consumo casi nulo sería de enorme importancia para acercar las ventajas combinadas de todas estas tecnologías al consumidor final. En opinión de Rafael Herrero, presidente de la Asociación de Empresas de Servicios Energéticos (ANESE), “un Plan Nacional ayudaría a los consumidores a confiar en las empresas que tienen como modelo de negocio la reducción del consumo de energía. Hay que trabajar pensando en el cliente final para que confíe en que le podemos ahorrar un 30% de energía”.
Existe el consenso en que los criterios deben ser lo más amplios posible y no excluir ninguna tecnología, evitando que cualquier segmento industrial pueda acaparar este proceso. Para José Manuel Pinazo, presidente de la Asociación Española de Climatización y Refrigeración (ATECYR), “no podemos estar a favor de una tecnología frente a otra. No se debe caer en modas y hay que analizar cada tecnología para cada caso y no apostar por alguna para todo”.
Además, cualquier impulso debe estar guiado por la búsqueda de la excelencia y la oferta al consumidor de un producto que no sea inferior en ningún aspecto a otros existentes. Según Pinazo,“el menor consumo de energía no debe rebajar el confort, que es lo prioritario. Para fomentar el Plan de energía de edificios de consumo casi nulo se puede plantear una exención fiscal para animar a los inversores”.
Junto a la calidad del confort, es necesario aportar al cliente un sistema sencillo y eficaz de comprobar, para que sea parte activa del ahorro energético. Al respecto, Marisol Fernández, directora de la Asociación Española de Domótica, afirma: “ estos edificios tienen que tener un sistema inteligente de control para que las obras sean efectivas. Con un sistema de monitoreo el consumidor puede saber si está aprovechando las cualidades de su vivienda”.
El apoyo público es otra cuestión imprescindible para la mayoría de agentes si se realmente se quiere desarrollar un plan a escala nacional. Para Javier Díaz, presidente de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (AVEBIOM),
“se debería rebajar el IBI a casas con biomasa u otros medios que reduzcan el consumo de energía. También se puede bajar el IVA, que es del 18%, el mismo que para el gas”.

Visibilidad pública y viabilidad económica

En opinión de José Manuel Pinazo, “Faltan campañas de publicidad sobre esta materia para llegar al consumidor”. Por su parte, Alejandro Coba, miembro del Comité Técnico de la Asociación de Inmobiliarias con Patrimonios en Alquiler (ASIPA), afirma: “Nos falta cultura al respecto. Los clientes extranjeros son los únicos en España que preguntan al promotor por la eficiencia energética de la vivienda”.
Javier Díaz, subraya la importancia capital de apostar por la reducción del consumo energético y el apoyo imprescindible del sector público para hacer una gran campaña de comunicación. Para el presidente de AVEBIOM, “un país con nuestra dependencia energética provoca una salida de divisas insostenible. Nadie demanda lo que no conoce y son las administraciones –y no las asociaciones- las que pueden hacer las campañas sobre esta materia. Campañas que sí pueden costearse las grandes empresas de combustibles fósiles o las eléctricas”.
Pero no es suficiente con desplegar grandes campañas genéricas que pongan estos planes en el escaparate. Además hace falta mostrar resultados prácticos y aportar cifras reales de ahorro. En opinión de Servando Álvarez, “es necesario que promover las demostraciones de este tipo de edificios que hayan sido evaluados por terceros”.
A este respecto, las experiencias prácticas del CIEMAT son una buena carta de presentación. Como explica Roberto Bosqued, Unidad de Eficiencia Energética en Edificación del CIEMAT, “hemos construido varios edificios piloto en Almería, Madrid, Asturias y Soria, para testar climas diferentes. El máximo ahorro al mínimo coste se consigue con medias pasivas: orientación norte-sur, materiales locales, inercia térmica, ventilación natural, geotermia…”
Estos edificios piloto han sido un éxito desde el punto de vista del ahorro energético su escaso sobrecoste. Según Bosqued, “hemos obtenido ahorros de energía entre el 40% y el 62%, con unos sobrecostes entre el 2% y el 9% en los sistemas pasivos; mientras que en los sistemas activos los sobrecostes han sido de hasta un 15% porque ha habido que duplicar las instalaciones activas, por si fallaban nuestros prototipos alternativos”.
Otro ejemplo interesante es el que explica Antonio Villanueva, de la Asociación Española de Ingenierías e Ingenieros Consultores (AEDICI). Afirma: “Construimos un edificio –que es nuestra actual sede, en la que trabajamos 500 personas- con la idea de que no fuera más caro que uno convencional y que el confort fuera máximo”.
Los resultados económicos del ahorro energético obtenido son claramente favorables, según Villanueva, quien explica “el edificio tuvo un coste de 16 millones de euros, para una superficie de 16.000 metros cuadrados. Y el gasto en energía para refrigeración es 1/7 de lo que gastaría un sistema convencional, y en calefacción es de 1/3. Esto nos supone un ahorro de unos 200.000 euros al año en energía”.
Desde el punto de vista de las empresas inmobiliarias, el interés en este tipo de edificación es también creciente. Para Alejandro Coba, “en España pagamos el kW a 15 euros, y en Francia a 8, y la tendencia es que la energía va a subir”. Por su parte, Marta Torres, directora gerente de la Asociación de Promotores Constructores de España (APCE), enfatiza el análisis de la viabilidad económica de estos proyectos. Y afirma,
“En la Asociación estudiamos distintos modelos calculando la relación entre sobrecoste y ahorro en energía, y el resultado era de empate a uno. Por cada euro de sobrecoste nos ahorrábamos un euro en energía”.
Torres muestra un punto de vista pragmático sobre la cuestión, y advierte de la necesidad de que cualquier plan sea riguroso y que producto tenga beneficios claros para el consumidor. Y revela un hecho preocupante, “algunas comunidades de vecinos están desenganchando las placas solares que se han instalado con la nueva Ley de edificación porque no quieren ningún coste de mantenimiento”.
Desde todos los extremos del sector, hay una coincidencia en la necesidad de buscar un soporte de ayuda pública para poner en marcha de forma efectiva estos planes. El catedrático de economía de la Universidad de Vigo Alberto Gago, advierte de los riesgos de crear una legislación al respecto, “es un mercado muy complejo. Hay una información asimétrica entre distintos agentes. Existen problemas de financiación, hay problemas de inercia del mercado y muchas otras distorsiones que se tienen que tener en cuenta cuando se legisla. Si se legisla de una manera aislada será un fracaso”.
Para Gago la solución económica pasa por una combinación de medidas, “es necesario un sistema de incentivos con elementos de obligatoriedad. Tiene que haber un fondo de financiación público que sea garante del sistema”.
Finalmente, este catedrático de economía, apuesta por la creación de un nuevo impuesto que respalde el Plan, “hay que crear un impuesto a la ineficiencia energética, parecido a lo que ya hay en los automóviles. Con el dinero del nuevo impuesto se debe crear un fondo de garantía para la inversión. El Estado también deberá ayudar a las personas con rentas más bajas a adaptar sus viviendas, que suelen ser también las más antiguas e ineficientes en materia energética”.

Autor: Miguel Pérez de Lema
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