La bombilla incandescente 'luce' sus últimas horas
Su invención se atribuye al norteamericano Thomas Alva Edison en 1879, pero serán historia el 1 de septiembre. Desde esa fecha, las bombillas incandescentes no podrán ser fabricadas ni distribuidas en la UE, cumpliendo la directiva comunitaria que obliga a sustituirlas por otras tecnologías que permitan ahorrar en la factura energética y contaminen menos.
Más de 130 años después de su nacimiento, la bombilla incandescente, que en
su momento sustituyó a las antorchas y lámparas de gas, desaparecerán del
mercado europeo, siguiendo así lo establecido en la Directiva Ecodesign de 2009,
que contempla la retirada progresiva de tecnología de elevado consumo y escasa
eficiencia energética.
A partir del 1 de septiembre no pueden ser fabricadas, ni distribuidas, aunque los comercios sí pueden vender las existencias que tengan en sus almacenes. En septiembre de 2016 la medida afectará a los halógenos de mayor consumo.
Bruselas estima que el cambio de bombillas incandescentes por otros sistemas de iluminación supondrá un ahorro de 40.000 millones de kilovatios/hora a partir de ese año (el consumo eléctrico de 11 millones de hogares).
La sustitución de la incandescencia supondrá un ahorro del 80% del consumo total de energía en alumbrado en el hogar, con un ahorro en el conjunto de la UE cercano a los 10.000 millones de euros anuales, evitando la emisión de 38 toneladas de CO2, el equivalente a 156 millones de barriles de petróleo.
El 20% de la electricidad generada en el mundo se utiliza para el alumbrado, de ahí que la UE impulse el uso de iluminación más eficiente para sustituir los cerca de 8.000 millones de lámparas incandescentes que aún existen en hogares, oficinas y calles de Europa.
Los LED, ¿la iluminación del futuro?
Gracias a la normativa sobre alumbrado eficiente empresas y administraciones, especialmente los ayuntamientos, han adoptado medidas para cambiar las antiguas bombillas por estos nuevos sistemas, sobre todo LED.
Estos diodos emisores de luz tienen una vida útil cercana a las 50.000 horas
(lo que equivaldría casia a seis años funcionando las 24 horas) y su consumo
hasta ocho veces inferior al de la bombilla incandescente. Además, no contienen
tungsteno ni mercurio, un metal altamente contaminante, están fabricadas con
materiales reutilizables y emiten hasta diez veces menos CO2.
Aunque Bruselas es consciente de los elevados precios de esta tecnología y de lo desconocida que es para los usuarios. Por eso, hace unos meses impulsó una consulta pública solicitando ideas sobre la forma de acelerar el despliegue de los LED (y los LED orgánicos u Oled), así como medidas para potenciar esta iluminación de estado sólido y la competitividad del sector de la iluminación, una industria que encabezan a nivel mundial dos empresas europeas, la alemana Osram y la holandesa Philips.